Frases que solo cobran sentido un instante en la conciencia. Luego se esfuman, como si nunca se hubieran dicho o escrito.
Te ayudan por momentos a ilusionarte, a creer en algo , o a pensar como niños que en algun momento va a llegar ese golpe de suerte.
Son rachas cortas , por desgracia. Minutos de evasión de tremenda felicidad, almacenadas y catalogadas para siempre en la memoria.
Como aquel que saborea su plan, trazado punto por punto.
O el que identifica cansado las palabras en alguna parte, emergiendo del entumecimiento paulatino del caracter que procuran los años de plenitud…
Que nunca llegan…
Como dicen Parabellum: “no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir.”